Empieza la cuaresma y por Cristo
mostraré mi herida y cicatrices
que deseoso caminante, por seguirlo
tengo abismos tan sangrantes y tan grises.
Es Jesús, el coronado de espinas,
ojos tristes y enrojados por la sangre,
cuerpo lastimado y sin vida
pies y manos enclavados y calambres.
Y esa Cruz tan terrible y lastimosa,
la hace vívido, y resucita de la muerte,
ya no está esa tristeza temerosa
está vivo y con Él cambia mi suerte.
18/02/10
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