Ya no creo en días tan futuros,
Tristeza y ceguera cuestionan mi mente
Son tormentos y dolores duros
Cinco tiros que te matan lentamente.
Digo cinco porque Cristo tuvo clavos
Y una herida en su Costado atravesado
Y esa lanza en la que mis pecados lavo
Dividió en dos su Corazón Sagrado.
Las espinas le rodearon la cabeza,
Y le hincaron la desgracia inevitable
Casi muerto y en su boca que aún reza
Quedan ecos de un Amor tan admirable.
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