Y entonces vio la luz incandescente
La luz que iluminaba esas tumbas
Vio el sol resplandeciente entre simientes
De espigas que adornaban catacumbas.
Y así la muerte estaba florecida
Y todo allí sería un sembradío
Y pues allí el alma revivía
Y ella germinaba entre atavíos.
Y entonces vio al Cristo que anhelaba
Sentado a la derecha de su Padre
Vestido como Rey de frente coronada
Y al lado de su más excelsa Madre.
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