martes, 11 de mayo de 2010

PASCUA

Abriste en tu costado la herida de la vida
trajiste de aquel lado la luz y la alegría,
la lanza fue el regalo, la gracia, la salida,
sentí que en esas llagas mi alma revivía.

Y así tu vida pura y mis entrañas buenas
sintieron de repente tu amor que las unía
y se escuchó en el aire aquella Buena Nueva
de un Dios que padecido ahora sonreía.

Es Pascua me gritaron el sol y la poesía,
el canto, el agua, el cielo, la luna y la certeza
de un hombre que llagado de luz, resplandecía
y alegre me invitaba a compartir su mesa.

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