Al fin llega la brisa rozando la mañana,
al fín siento en mi alma rocíos y cascadas,
se abren y se cierran alegres las ventanas
y el césped se hace alfombra de verde en mis pisadas.
Al fín siento el susurro del viento despejado,
al fín canta la alondra, el mirlo y el jilguero,
el mate y la poesía parecen amigados
y siento en mí el murmullo de ríos y de esteros.
Al fín el mundo baila la más hermosa danza,
parece que la vida naciera más cercana,
el campo, el nido, el agua, la abeja y la esperanza
de un Dios que de overol construye mis mañanas...
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