martes, 11 de mayo de 2010

VIDA DE MILAGROS.

A veces siento ganas que lean mis poesías,
y a veces me parecen tan tontas, tan vacías,
la vida se me agita, las cosas me dan risa
más un llanto sin rumbo bordea mis mejillas.

La vida del poeta es vida de milagros:
el corazón se sube, el trago se hace amargo,
luego te sobreviene la paz y la conquista
de un verso que aparece sin que nadie te insista.

Y así uno se pregunta cuál es el fundamento,
qué cambia, qué mejora un verso o un soneto,
pero nadie supone que escribir es un puerto
al que se llega sólo cuando el poeta ha muerto.

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