domingo, 15 de mayo de 2011

IGLESIA

Y renace la poesía aunque es de día,
Ya la noche se avecina dulcemente,
El sol fuerte se entre lleva la alegría
Y la luz en nuestro hogar se vuelve ardiente.

Cuando el día se termina, el silencio
Se desliza entre la sombra y la calma,
Cierra kioscos y las tiendas del comercio,
Y te habla en el espacio de tu alma.

Es hermoso encontrar esta bonanza,
El bullicio se transforma en una Iglesia
donde está Dios: su pureza y esperanza,
Todo el mundo lo percibe en su clemencia.

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