María mujer sin dramas escondidos
Qué sacrificado lo de tu embarazo,
Viajar, sufrir, cual dos desconocidos:
Que el Niño presienta el calor de tus brazos.
San José muy claro y seguro en su mente,
Actuó sin presión, cual esposo y cual padre,
Vivió su misión con la fe y firmemente
Y así su amor se ubica y se abre.
El Niño dormía en un gran establo
Qué inesperado es Jesús para el mundo,
Ni casa, palacio, ni mármol retablo
En esa pobreza yo mi vida hundo.
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