Caminar es levantar siempre la vista
Ver más lejos que con esos lentes gruesos
Ser tú mismo sin eternas entrevistas
Y sentir como el Buen Dios te da su beso.
Y así comienza el aire de otra vida
No la tuya: la que vives cada día,
Ya lo sobrenatural a ti te invita
A tirar aquello a lo que llamas “mías”.
Ya estás en el camino de lo eterno
Y la nada de este mundo te fastidia
Ya de pronto verás flores en invierno
Y la vida te despierta sin envidias…
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